La vivienda pasiva no necesita de los mecanismos de refrigeración, ni calefacción habituales y durante todo el año mantiene una temperatura interna confortable, entorno a 20ºC , 21ºC .
Este tipo de construcciones “pasivas” no hacen esfuerzos energéticos, como podría ser quemar combustible, para producir y crear una temperatura ambiente confortable.
El motivo por el cual este modelo no necesita calefacción es que se sirve del calor desprendido por el sol, el generado por los propios ocupantes de la casa, por los dispositivos domésticos y el recuperado del aire de desecho. Usando arquitectura bioclimática adaptada a la región donde se construye el hogar.
Las casas deben ser herméticas, contar con un aislamiento térmico alto, un buen sistema mecánico para controlar la calidad del aire de doble flujo, con un sistema de recuperador del calor y ventanas con doble o triple vidrio, rellenas de gas noble, que es un bajo emisivo para reflejar el calor del interior del edificio en invierno y mantenerlo en el exterior en verano. Además de aislamiento térmico, estas ventanas hacen de aislamiento acústico.
Su diseño necesita eliminar un fenómeno llamado puente térmico que ocurre cuando la temperatura de un material se transfiere a otra mediante contacto físico, como una habitación que se siente fría en invierno porque la viga de acero que apoya el piso toca el ladrillo congelado en la fachada. Por esto debe contar con un sellado térmico en el interior del espacio, así las temperaturas internas de la casa son más estables por defecto.