El término “Passive House” nació en Alemania en los años 80 y el cual defiende la construcción de casas con bajo consumo energético y si es posible, nulo. Lo que equivale al respeto por el medio ambiente y en cifras económicas por un ahorro en las facturas a final de mes.
Aunque este modelo arquitectónico se aplica principalmente a edificios nuevos, puede ser utilizado para renovaciones. Gracias a la excelente calidad térmica de los materiales aislantes del edificio (paredes, ventanas y puertas), al uso de las fuentes de calor internas (procedentes de los dispositivos eléctricos que normalmente se usan en los hogares) y a la minimización de las pérdidas de ventilación con un sistema controlado con recuperación de calor.